Con el tiempo la industria automotriz se ha preocupado por desarrollar tecnología y dispositivos que incorporan a los vehículos para hacerlos cada vez más seguros. En las últimas décadas los fabricantes han desarrollado diversos sistemas de seguridad activa, como el antibloqueo de frenos (ABS) y el control de estabilidad (ESP). Asimismo también han hecho más eficientes los dispositivos de seguridad pasiva como es el caso de los cinturones de seguridad, los airbags y los reposacabezas, cuya función es proteger a los ocupantes del coche en caso de sufrir un accidente.
Dentro de los avances que ha tenido la industria automotriz en lo relacionado a la seguridad, uno de los que ha logrado reducir las consecuencias que pueden resultar de un accidente de tráfico ha sido la incorporación de las zonas de deformación programada en un coche.
¿Qué son las zonas de deformación programada en un coche?
Las zonas de deformación programada en un coche pertenecen a la seguridad pasiva y surgen como resultado de los test de choque y diferentes estudios que han demostrado que a más alta rigidez de la estructura, el riesgo de sufrir lesiones graves era mayor, a diferencia de lo que se pensaba en décadas anteriores, cuando se entendía que cuanto más duro fuera el exterior, era mejor para la seguridad de los ocupantes.
Las zonas de deformación programada en un coche son las partes que se encargan de reducir el impacto que sufren los ocupantes cuando un vehículo colisiona contra otro o con una superficie. Al producirse la colisión, los pasajeros reciben una elevada cantidad de energía cinética provocada por la desaceleración. Al pasar de 50 km/h a 0 km/h, se genera una fuerza que se transmite a los ocupantes, cuando es muy elevada las consecuencias pueden ser fatales.
Las áreas del coche que los fabricantes determinaron que debían deformarse para reducir la mayor cantidad de energía posible y así disminuir las lesiones en órganos vitales como el cerebro y los pulmones, están ubicadas en la parte delantera del vehículo (Paragolpes, capó y aletas), también en la estructura del vehículo, pero siempre fuera del del habitáculo (apoyos del motor, largueros y travesaños). Estas zonas se fabrican con materiales menos duros que los que se utilizan en el resto de la estructura del coche.
Las zonas de deformación programada en un coche están diseñadas para que en caso de una colisión no sean totalmente rígidas. Se utilizan materiales más flexibles para construirlas, que se deforman con el impacto, absorbiendo parte de la energía, aumentando el tiempo de desaceleración y disminuyendo la fuerza que reciben los ocupantes.
Sin embargo, la zona del habitáculo debe ser rígida e impenetrable, no deformable. Aunque la fuerza del impacto es reducida por las zonas de deformación en un coche, por más violento que haya sido el accidente en que no se haya absorbido toda la energía, el habitáculo no puede ser deformable. De lo contrario, los ocupantes quedarían atrapados y aplastados, lo que es aún más peligroso. Por esta razón la estructura del habitáculo se construye con materiales de alta resistencia y un diseño estudiado cuidadosamente para evitar que tenga algún punto débil.
En un accidente a 30 km/h contra un muro, el vehículo resulta con daños muy serios. Sin embargo décadas atrás si un coche sufría un impacto similar no quedaba visualmente tan afectado, pero las consecuencias eran diferentes para los ocupantes.
Los avances tecnológicos han permitido a la industria automotríz comercializar coches más seguros que en el pasado logrando que los ocupantes sufran menos lesiones graves, que es lo más importante.
¿Te habías preguntado por qué los coches de esta época sufren tantos daños en la parte delantera comparados con los de décadas anteriores? Ahora es posible ver con más claridad cuál es la razón para incorporar las zonas de deformación programada en un coche. Déjanos un comentario con tu opinión sobre esta medida de seguridad que tomaron los fabricantes de automóviles para protegernos.
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