Ser Abogado de Accidentes de tráfico es una profesión que puede ser considerada de “Alto Riesgo”, ya que el sector se enfrenta a su mayor proceso de cambio y transformación de las últimas 3 décadas.
Hay tantas batallas abiertas (nuevo baremo de indemnización, despenalización de faltas, clientela cada vez más exigente, aseguradoras menos proclives a llegar a acuerdos, numerosos obstáculos a la reclamación) que parece imposible ganarlas todas.
Por un lado está el flanco de los procesos de reclamación, que han pasado de un sistema de responsabilidad cuasi objetiva donde al terminarse el proceso penal, prácticamente se cobraba si o si, donde el una sentencia absolutoria concluía con un título ejecutivo que a la postre se iba a cobrar en el 99,9% de las ocasiones, en cambio ahora hay un sistema complejo, donde a pesar de poderse ganar el pleito por lo civil en base al artículo 1 de la lrcscvm son muchos lo pleitos que se pueden perder por infinitas causas como concurrencia de culpas, no acreditación de los hechos, posibilidad de condena en costas desproporcionadas a los intereses resarcitorios del cliente, y lo que es más grave el fenómeno de la eternización de los pleitos.
Por otro lado está el nuevo baremo, el gobierno nos ha vendido que es beneficioso para los accidentados y que va a suponer un coste superior al 16% para las aseguradoras, pero entendemos que a la postre se comprobará que el resultado es justo el contrario. Hoy día la perspectiva de los abogados de víctimas es que las cuantías que las aseguradoras dedican a pagar a los accidentados se han decrementado en más de un 50%. Nos han vendido que las aseguradoras iban a pagar más, y a gastar más, pero la realidad es bien diferente, porque ahora se paga menos al accidentado y además se paga peor.
Frente a tanta incertidumbre surge también una oportunidad, una tierra fertil en la que arraiga la ocasión, porque después de todo y permítanme la broma ” hasta que no llegue el coche autónomo de forma definitiva”, los accidentes de tráfico seguirán ocurriendo en nuestras carreteras debido al error humano. La oportunidad consiste en salir luchando de en medio de esta maraña de obstáculos para sobreponerse al escenario actual.
Reclamaciones más elaboradas
Atrás queda la denuncia como inicio de reclamación, en la que se podía aportar pruebas nuevas en cualquier momento del proceso, en cambio el proceso civil nos obliga a aportar toda la prueba desde el principio, aún queda por ver que va a pasar con la reclamación previa, se plantean desde el punto de vista jurídico dos cuestiones interesantes, primera si se va a cuestionar la validez de esta en los juzgados (se habla de que pudiera declararse la nulidad de esta al dar un privilegio a las aseguradoras equiparable al de los entes públicos) y también se plantea si la documentación que no se aporte inicialmente, luego no se podrá aportar a la demanda judicial. Son cuestiones jurídicas que se resolverán en el futuro.
Más elementos probatorios
Parece evidente que para esta nueva etapa se requieren más elementos de prueba, que sea por donde sea pasa por contar con profesionales peritos (médicos, ingenieros economistas y otros), que estén especializados en esta materia y que aportar cierta garantía a los procesos de reclamación, de hecho estos procesos se parecerán cada vez más a los procedimientos anglosajones, donde un desfile de peritos debutarán en los juzgados.
Más especialización o abandono
La presión que se ha ejercido sobre el sector de abogados de víctimas es de tal calibre que muchos abogados que llevaban varias especialidades a la vez, se han visto obligados a renunciar a atender asuntos de tráfico, primero debido a que existía la costumbre de cobrar al final una “cuota litis“, costumbre que anda en declive debido a la alta inversión que supone ya que los abogados no están dispuestos a financiar un proceso tan largo e incierto y segundo a que el nuevo baremo es más complejo que el anterior, debido al alto número de supuestos y situaciones que atiende, funcionando como una barrera de entrada a los nuevos letrados.
Con todo ello, ya ha pasado un año desde que las nuevas normas han entrado en vigor y lejos de tener la sensación de que todo está dicho, la jurisprudencia no ha tenido tiempo de matizar todos esos detalles de aplicación de las nuevas normas, que tan importantes son, de modo que en el 2017 esperamos con ganas que muchas de las dudas que tenemos sobre el nuevo sistema se despejen.
No te quepa duda de que “El futuro será diferente al presente”, por lo que la pregunta que nos tenemos que hacer es ¿Qué cambios estoy dispuesto a hacer para llegar hasta ese nuevo futuro?
Haciendo lo mismo de siempre, voy a seguir obteniendo el mismo resultado de modo que ¿Que cambios estoy dispuesto a asumir y qué cambios no?
Desearte un Feliz Fin de año, déjanos tus comentarios por favor
Deja una respuesta