Podríamos decir que cualquier persona sabe lo que es un atropello. Se trata de dar una acometida a una persona desde un vehículo. Sin embargo, más allá del mero concepto, es esencial tener un acercamiento al concepto de atropello, sobre todo si has sufrido un accidente de tráfico y está pendiente una reclamación.
Sufrir un atropello implica en la práctica totalidad de ocasiones, terminar con lesiones de gravedad. Destacan la fractura de cadera, codo, hombro y meseta trivial e incluso policontusiones cuando el peatón es desplazado, acompañado de dolor cervical y/o lumbar general.
A pesar de los esfuerzos de concienciación y las novedades en seguridad, lo cierto es que este tipo de accidentes se da cada vez más. El motivo básico por el que esto ocurre es el no respetar, por parte del conductor, aquellas señales que dan preferencia o prioridad al peatón.
El atropello y su gestión en una reclamación
Como puedes imaginar, si se va a presentar una reclamación por atropello en accidente de tráfico, es esencial un contacto muy rápido de la víctima con un abogado especialista. Los momentos inmediatamente posteriores al suceso son los que más luz van a arrojar y los que van a permitir hacer un dictamen justo, basado en cantidad de pruebas mínimamente alteradas y siempre objetivizadas por parte de los profesionales como son el propio abogado o los peritos que trabajen creando el informe de tu caso.
Antes de esto, por supuesto, debes haber realizado todas las acciones propias de cualquier accidente y que comienzan con el aviso a las autoridades. Estas y sólo estas son quienes pueden redactar un atestado, que tendrá un importante peso de ara a negociar con la aseguradora del conductor como en un juicio si no se llegase a acuerdo.
Por este motivo, es esencial que Policía o Guardia Civil cuenten con tu versión de lo ocurrido. Nunca, bajo ningún concepto, abandones el lugar para acudir a un centro sanitario sin haber declarado previamente. La excepción la ponen, obviamente, los casos de extrema gravedad. En esta circunstancia debes indicar lo sucedido a personas que se encontraban en el lugar, realizar una grabación en vídeo en la que cuentes los hechos y, por supuesto, indicar en qué hospital te encuentras y tu interés por que la autoridad se persone para tomarte declaración personalmente antes de redactar su atestado.
De no ser así, sólo se tendrá la versión principal del conductor, quien puede modificar verbalmente lo ocurrido para incurrir en delitos menos severos e incluso llegar a culpabilizar al peatón.
Por otro lado, no dudes en tomar los datos de cualquier testigo; estos pueden ser muy útiles si el problema escala a juzgado, sobre todo en los casos en los que la aseguradora del conductor niega toda culpa.
A razón de los daños antes mencionados, se debe calcular una indemnización que incluya tanto el propio daño en sí como las consecuencias de padecerlo (rehabilitación, secuelas, días de baja, tratamiento psicológico, traumas, etc). Por este motivo toda documentación médica y factura debe ser guardada con recelo.
Por lo general, es la parte contraria quien ofrecerá una cifra. Sin embargo, hay que ser precavidos y realizar el cálculo nosotros mismos, de manera que sepamos a qué atenernos y si debemos aceptar o no la propuesta ofrecida.
Deja una respuesta