Cuando se decide contratar los servicios de un perito judicial es importante acertar con la decisión. Existe un concepto, la llamada postura del perito judicial en los tribunales, que consiste en el protocolo que debemos seguir, en la manera de actuar en los juicios.
En los procesos de arbitraje cualquier profesional que intervenga va a ser elegido, por normal general, por cada una de las partes. Por este motivo, en muchas ocasiones, el perito defiende a su cliente, casi como un abogado.
Y aunque esta reacción suele ser instintiva cuando se considera que dicho cliente tiene la razón, lo cierto es que es totalmente contraproducente pecar de parcialidad.
La imparcialidad debe mantenerse en cualquier situación pues de la mano van la credibilidad y la profesionalidad, características imprescindibles para todo buen perito judicial y que desaparecerán de golpe y plumazo si nos acercamos demasiado a una postura defensiva para el cliente, por mucho que consideremos que está en lo cierto.
Nuestra labor se limita a ofrecer una visión de los hechos objetiva y profesional, basada en pruebas fiables.
La credibilidad del perito
Ante la demanda de un caso, nuestra primera actuación va enfocada en saber si verdaderamente podemos ayudar al cliente, haciendo un análisis en profundidad; dicho mal y pronto: ver si tiene razón o no y si su situación es defendible tratando de no ser parcial.
Dependiendo del tipo de peritaje esto será más o menos sencillo. Por ejemplo, los peritos de tribunal reciben la información procedente de las dos partes, por lo que ya de salida puede ser mucho más objetivo.
Sin embargo, un técnico de parte sólo habrá trabajado para una de las partes por lo que inevitablemente tenderá a ponerse de su favor, sobre todo en aquellos cosas en los que de verdad considere que este debe salir beneficiado. Pero esta postura, aunque natural, no es profesional.
La estrategia del perito judicial
Cuando un perito debe ir a juicio con un cliente está claro que no puede mentir, como cualquier otra persona en la sala. Si bien, ¿hasta qué punto puede o debe uno callarse para no perjudicar a su cliente?
Bueno, en primer lugar hay que tener en cuenta que un cliente no va a buscar una defensa absoluta si sabe que no tiene razón, o al menos así debería ser. Aún dándose así el caso, seremos nosotros quienes deberemos avisar de nuestra política de actuación en juicio, es decir, tendremos que decir al cliente cuánto estamos dispuestos a callar, de qué manera y, por supuesto, que no mentiremos ante un juez sino que con los resultados obtenidos se tratará de conseguir un resultado lo más justo posible.
Ya en sala cada cual es libre de hacer lo que considere pero es evidente que la mayoría de peritos simplemente omitirá información que considere que puede resultar perjudicial. ¿Los habrá que mientan? Seguramente y por desgracia, sí, pero ese no es el caso de Peritos de Accidentes; con nuestros servicios profesionales no lo necesitamos.
¿Qué crees sobre esta reflexión? ¿El perito judicial es una figura imparcial?
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