Todos nosotros, en mayor o menor medida, somos conscientes de los peligros de conducir con sueño. Y es que ponernos al volante con sueño es el camino perfecto para ir hacia una desastrosa tragedia. Sin embargo, hay demasiados conductores que todavía no se dan cuenta, o simplemente no lo ven de esta manera. Inmediatamente aparecen justificativos como el ir a trabajar, como si con esa excusa fuéramos mágicamente capaces de ponernos al volante cuando estamos demasiado cansados como para hacerlo. Pero la triste realidad es que, aunque puedan parecer totalmente diferentes, los peligros de conducir con sueño son exactamente los mismos a los que cualquier persona se enfrenta cuando decide conducir tras haber bebido más de lo permitido. Parece increíble que todos estemos de acuerdo en que no hay excusas para conducir bebido, siendo que conducir con sueño es igualmente peligroso e irresponsable.
Datos sobre conducir con sueño
Los especialistas constantemente nos están recordando que dormir es una necesidad básica para los seres humanos. Y ello queda demostrado en el simple hecho de que nos dedicamos a dormir cerca de una tercera parte de nuestras vidas. Si nos empecinamos en permanecer despiertos durante demasiado tiempo, el sueño tarde o temprano acabará por vencer nuestra resistencia y no podremos evitar caer dormidos sin importar dónde nos encontremos, o lo que estemos haciendo.
Veamos que dicen algunos estudios al respecto:
- El problema de conducir con sueño no es algo que debe ser tomado a la ligera. Algunos años atrás, enmarcado en la campaña “Despierta Europa, no te duermas al volante” y con la colaboración de la Dirección General de Tráfico, la Sociedad Europea del Sueño realizó un estudio que involucró a unos 14.000 conductores europeos. El principal dato a destacar es que conducir con sueño ha afectado al 70% de los encuestados.
- Los investigadores han encontrado que estar despierto durante 19 horas provoca un deterioro en nuestro organismo que es comparable a tener un contenido de alcohol en sangre de 0.05%, y estar despierto durante 24 horas aumenta ese deterioro que llega a ser comparable a un .010%. Vale recordar que en España un índice de contenido de alcohol en sangre de 0.06% te pone en el límite legal para ser capaz de conducir.
- De acuerdo con una encuesta llevada a cabo por la Academia Americana de Medicina del Sueño, nueve de cada diez policías consultados informaron sobre la detención de un conductor al que creían que estaba ebrio, pero que en realidad se encontraba en un estado de somnolencia.
- Otro estudio, realizado por la Sociedad de Investigación del Sueño, arrojó como resultado que unos 80.000 conductores se duermen al volante todos los días.
- En general, según el Instituto de Medicina, el porcentaje de todos los accidentes con lesiones graves que implican conducir con sueño es casi del 20%.
Los peligros de conducir con sueño desde la perspectiva del conductor
Entre los peligros de conducir con sueño que enfrentan los conductores se incluyen:
- Afección del buen juicio: nos tomaremos más tiempo de lo habitual en tomar cualquier decisión, por dar un ejemplo, si podemos adelantar con seguridad o no. Eso nos pone fácilmente en situaciones de riesgo. También es normal cometer muchos más errores en situaciones que no debieran ser complicadas, como en una incorporación a una autovía.
- Disminución del tiempo de reacción: al estar bajo los efectos de la somnolencia resulta, por ejemplo, muy habitual chocar con un vehículo que nos precede cuando frena. Esto sucede porque el sueño nos impide reaccionar con el tiempo suficiente para evitar la colisión.
- Disminución de la conciencia: esta condición favorece la aparición de los llamados microsueños, que son periodos en los que el conductor se queda dormido y no percibe nada de lo que ocurre a su alrededor. El principal problema de los microsueños radica en que el conductor no se percata de haberse quedado dormido cuando se halla nuevamente despierto, pasando totalmente inadvertidos.
- Afección de la visión: permanecer despiertos por más tiempo del que llamamos prudencial, nuestra capacidad para percibir el entorno se puede ver alterada. Por ejemplo, la visión se vuelve borrosa y nos resulta más difícil enfocar la vista, lo que provoca la aparición de la fatiga ocular.
- Problemas al procesar información: el estado de somnolencia nos hace más difícil mantener la concentración en el tráfico. Esto puede provocar fácilmente la aparición de distracciones, especialmente si el paisaje de la carretera es monótono y el tráfico es escaso.
- Irritabilidad y aumento de conductas agresivas: ya de por sí, el sueño puede tornar irritables a las personas sin necesidad de estar conduciendo. El hecho de estar al volante de un vehículo incrementa esa sensación, haciendo que nuestro comportamiento hacia los demás conductores sea más hostil. Incluso puede llevarnos a aceptar un mayor nivel de riesgo y circular a mayor velocidad, especialmente cuando estemos cerca de nuestro destino.
Pero el peor de los peligros de conducir con sueño no es disminuir tu buen juicio al ponerte tras el volante, sino que pierdes la capacidad de reconocer que estás demasiado cansado para conducir.
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