Cada uno conduce a su manera, eso no se puede ni negar ni cambiar. Sin embargo, existen algunos malos hábitos al conducir que te obligan a ir al taller a menudo. Algunos no se conocen, otros no se consideran tan graves y hay quienes piensan que lo están haciendo bien. Sea como sea, estos malos hábitos al conducir te van a “ayudar” a que pases a visitar a tu mecánico de confianza más a menudo por lo que aconsejamos que los elimines de tu conducción.
Malos hábitos al conducir que nos saldrán caros
Ojo a estas actuaciones tan negativas que realizamos al conducir.
Ir en reserva
Llevar el depósito en reserva debería ser algo totalmente puntual que se dé en casos de necesidad. El pilotito encendido nos indica que queda poco combustible pero lo que calla es que la bomba de este está resintiéndose. Además, en el fondo del depósito se acumulan los sedimentos e impurezas que, si no hay más combustible, se utilizan, pudiendo gripar el motor.
El mal uso del embrague
El embrague se usa solamente para cambiar de marcha, metiéndolo a fondo y soltándolo muy suavemente. Toda actuación extra con él es inadecuada y pasa factura -además, literalmente-.
Nada de mantenerlo en los semáforos ni mucho menos utilizarlo de reposapies (para eso ya tenemos al lado una gran pastilla donde podemos descansar el pie izquierdo).
Conducción agresiva o tranquila
No se debe conducir ni de forma excesivamente tranquila ni como si estuviésemos en una carrera ilegal.
En el primer caso, el llevar el coche poco revolucionado a marchas altas hará que poco a poco se sufran daños en el motor, el catalizador, los filtros, el cigüeñal y otros componentes. Es algo que la gente no suele saber y para ir con seguridad se peca de poco, pero también es malo.
En el segundo caso todos sabemos lo que ocurre, desgaste prematuro, mayor consumo de combustible, un esfuerzo generalizado de todas las partes del vehículo…
Puestos a elegir, por supuesto, velemos por la seguridad al volante, pero lo ideal es un término medio.
El mal uso de los frenos
Aunque el sistema de frenado está pensado para soportar el uso intenso, este no debe ser prolongado. Te asegura que en caso de emergencia podrás frenar fuertemente con éxito sin rotura de piezas, pero esto no significa que no se desgaste todo el sistema pues se da un gasto prematuro en discos y pastillas de freno. De continuar, pasaríamos a dañar las zapatas y los discos y después vienen las llantas, que te harán llorar al ver el presupuesto de sustitución.
El estado de los neumáticos
Más que malos hábitos al conducir estamos estamos, en este caso, ante un mal hábito de prevención.
El neumático debe:
- Tener un dibujo de, mínimo, 1.6 mm. Si no es así no sólo no pasarás la ITV sino que estás poniendo en peligro constante a todo el mundo. La lluvia y las superficies deslizantes te lo recordarán.
- Tener la presión adecuada. En el manual del vehículo aparece claramente la presión con la que debes llevar los neumáticos. Tanto pasarte como no llegar es peligroso además de aumentar el desgaste, el consumo de combustible y la distancia de frenado.
- No presentar irregularidades. Tanto si se dan diferencias acusadas en el dibujo de los neumáticos como si te ha salido alguna “pelota” es necesario que cambies el neumático (recordemos que a pares) inmediatamente. Puede que nunca pase nada pero es muy probable tener un reventón, además de que estarás haciendo un sobresfuerzo en la amortiguación.
Las revisiones que recomienda el fabricante
Por último tenemos el que es el más común de todos los malos hábitos al conducir: no realizar las revisiones recomendadas. Nos acercamos al taller para cambiar lo justo y necesario para pasar la ITV o cuando ya nos ha pasado algo y necesitamos una reparación.
Precisamente estas reparaciones se podrían evitar si se hiciesen las sencillas inspecciones recomendadas por especialistas en tu marca y modelo de vehículo.
¿Tienes en cuenta estás indicaciones? ¿Te ha tocado visitar el taller por alguno de estos malos hábitos conduciendo?
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