Ante un incendio de un vehículo se presenta siempre la misma duda respecto al establecimiento de las responsabilidad, preguntándonos ¿Es atribuible a una falla de la mecánica o por contrario es un fallo de origen externo?
Normalmente solemos referirnos a este tipo de siniestros utilizando inadecuadamente el vocablo “provocados”. Estos accidentes se puede decir que siempre son provocados puesto que si vamos a la Real Academia Española (RAE) se puede definir como un acto deliberado o voluntario mientras que provocar se define como hacer que una cosa produzca otra como reacción o respuesta a ella. Por tanto se debe utilizar el vocablo intencionado, puesto que todos los incendios de vehículos son provocados.
Hablamos de negligencia cuando hay una actuación descuidada, que directa o indirectamente, facilita las condiciones favorables para la producción de un incendio como pueden ser: el derrame de combustible al repostar, por la manipulación de la batería, por la utilización de objetos incandescentes como un cigarrillo.
Por el contrario se hablará de incendios intencionados en aquellos que por vandalismo o por propia decisión del propietario se produce el incendio, que en condiciones normales no se producirían estos requieren un evaluación debido a su posible complejidad al existir factores difíciles de evaluar (varios focos, acelerantes…)
La casuística por la que se produce un incendio puede ser muy diversa dependiendo directamente de múltiples parámetros. Cuando se produce un incendio de un vehículo este puede afectar a las zonas colindantes o viceversa el incendio de una zona puede hacer que prenda un vehículo, independientemente de la ubicación de procedencia para que se produzca una ignición son imprescindibles la existencia de tres elementos:
– El combustible. (Material inflamable)
– El comburente. (Habitualmente oxígeno)
– La energía de activación. (Calor, chispas)
Los incendios en los que hay involucrado un vehículo llevan asociados una mayor complejidad que los de inmuebles puesto que estos dependen de diversos aspectos como son: si se encontraba el vehículo en funcionamiento, el tipo de vehículo, los recambios utilizados…
Durante el funcionamiento de los vehículos se produce la elevación de la temperatura de determinadas zonas, lo que junto a un combustible puede dar pie a la ignición, esto lógicamente es inviable si el vehículo no se encuentra en funcionamiento.
En los vehículos de transporte de mercancías es habitual que se agreguen maquinaria auxiliar no distribuida por el propio fabricante, creando una incompatibilidad entre ambos sistemas que pueden provocar un incendio incluso cuando ha pasado un tiempo relativo desde su instalación, puesto que el envejecimiento de las piezas y su desgaste por incompatibilidad puede ser progresivo.
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