Cuando llevamos a cabo la investigación de quien tiene la culpa en un cruce regulado por semáforos nos hablan de que tenemos que tener en cuenta el “ciclo semafórico” de dicho cruce. En este apartado vamos a indicar lo que esto significa.
La función de un semáforo es facilitar el control del tráfico de vehículos y peatones, de forma que pasen de forma alternada en una intersección ordenadamente y segura.
El sistema que utiliza los semáforos les permite presentar una secuencia de fases en un período de tiempo llamado ciclo.
Donde el ciclo semafórico es el tiempo transcurrido desde el cambio de un grupo semafórico hasta la repetición de dicha situación de realizarse una secuencia de maniobra completa en los semáforos conectados a un mismo regulador.
Y la fase es cada una de las divisiones del ciclo durante la cual la configuración de colores de todos los grupos semafóricos permanece invariable.
Hay también un término muy usado llamado despeje o fase de despeje que se refiere al tiempo necesario para que los vehículos que han accedido a la intersección por uno de los ramales o calles, salgan de la zona de intersección y la dejen totalmente libre para que entren en la misma los vehículos de otros ramales sin que exista peligro de colisión de los mismos.
En cuanto a la determinación de las fases, es decir de los movimientos que pueden darse simultáneamente, no puede sujetarse a reglas fijas, sino que dependerán, en general, de las características del tráfico y del trazado de la intersección. Como las fases de funcionamiento condicionan la situación de los semáforos, el ciclo y la duración de cada indicación, es muy deseable que no se estudie la ordenación de una intersección independientemente del funcionamiento de los semáforos.
El problema se presenta cuando se produce un incidente vial con ocasión del tráfico en una intersección regulada por semáforos como, por ejemplo, cuando se produce un choque en ángulo recto, que suelen ser los más peligrosos. Este tipo de colisión provocado por el incumplimiento a la norma sobre prioridades, al menos, de uno de los implicados. También aumentan considerablemente la posibilidad de choques entre vehículos que circulan en la misma dirección, accidente conocido por “colisión por alcance”.
El color de un semáforo no puede convertirse en coartada para justificar la frenada brusca o la superación de velocidad ante la luz amarilla no intermitente del semáforo. Si se repésate la velocidad en un cruce regulado por semáforos, su fase amarilla no sería necesaria.
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